El toro no sufre, porque yo lo valgo...

Seguramente había nazis que creían arropados por su fé que los judíos y polacos no sufrían al ser quemados vivos.

60 años después en Europa, concretamente en la península ibérica, siguen habiendo conjuntos neuronales en forma de protocerebros integrados en lo que legalmente se denomina persona humana que confían en sus propias fés para asegurar con total rotundidad que en esta aberración salvaje (solamente legalizable en los más subdesarrollados países del mundo), el toro, no sufre.  

Todos estos señores y señoras mayores de 18 años estarían 20 años en un refromatorio mental si nos encontrásemos en el siglo XXIII. O eso espero, dado que si no, el fuutro de la civilización humana simplemente es inexistente. 

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